El negrito Sambo

El negrito Sambo

            La primera vez que vi la tapa de El negrito Sambo pensé “en África no hay tigres”. Luego, al leer el cuento, vi que no se desarrollaba en África sino en la India. ¿Por qué llamar “negrito” a un niño indio? ¿Sería un cuento de Kipling? No me imaginaba a este autor llamando “negro” a un compatriota. Así que me puse a investigar de dónde había salido ese negrito tan particular.
            Efectivamente el cuento surgió en la India colonial, pero no es de Kipling. Su autora se llama Helen Bannerman y era, obviamente, británica.  Más específicamente, una escocesa que vivió 32 años en Madras, en el sur de la India. La primera publicación se hizo en Londres en 1899.  La misma autora ilustró su libro con unos dibujos caricaturescos que remitían a un niño Tamil, grupo étnico del sur de la India y de Sri Lanka. Además, la palabra “sambo” tenía connotaciones racistas. Por todo esto el cuento, que tuvo mucho éxito en sus primeros cincuenta años de vida, fue luego objeto de muchas polémicas. En Japón, por ejemplo, fue prohibido y en 1988 fue retirado de las estanterías acusado de representar caracterizaciones racistas.
            La primera edición de Estados Unidos transformó al protagonista en un “negrito” más acorde a la imagen americana y todas las posteriores siguieron su ejemplo.





Antiguo muñeco de Sambo

            Dejando de lado la polémica sobre el aspecto del protagonista, me parece que a la versión de “Cuentos animados” el único racismo que se le puede achacar está en el título y en el nombre del personaje. Las imágenes no son caricaturescas y los padres del niño parecen personas acomodadas: ambos lucen vestidos típicos elegantes y la mamá lleva joyas y el lunar en la frente, característica de las castas privilegiadas.


 El cuento es gracioso, especialmente por el final en el cual los tigres se “derriten” de tanto correr en círculo y se transforman en una exquisita mantequilla. En el original dice “ghi”, término sánscrito con el que se designa a una “mantequilla clarificada”, libre de toxinas, que se utiliza actualmente no sólo como alimento, sino también como medicina y como ofrenda en ceremonias religiosas.



El poder de las imágenes

            Un mensaje para la señora Bannerman: si usted hubiera omitido el adjetivo “black” y hubiera pensado otro nombre para su protagonista, seguramente su cuento habría tenido mayor fortuna y todavía hoy sería ampliamente conocido. Pero, evidentemente, no pudo escapar a los prejuicios de su país y de su época. Es una pena, me simpatiza su indiecito vencedor de tigres. 
De hecho, hay gente que solucionó el problema:




Susana Navone


Bibliografía



http://www.pancakeparlour.com/Wonderland/Highlights/Thefuture/Short_Stories/LargeSambo/largesambo.html

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